La vida después del divorcio: Cómo recuperar tu espacio

El divorcio ya no tiene por qué ser una palabra tabú, pues cada vez es más común. Y ya sea una ocasión sombría o alegre, la vida después del divorcio es un trayecto multifacético que es única para cada persona. Sin embargo, una cosa que muchos divorciados tienen en común es la recuperación de espacio para su nueva vida después del divorcio.

Después de contratar a un organizador para hacer un declutter de los espacios de nuestra casa, empaqué, tiré a la basura e inspeccioné los restos de mi matrimonio. No fui la única. En los últimos 12 meses, empresas como Taskrabbit vieron un aumento del 15% año tras año en los trabajos reservados para la ayuda de mudanza después de una ruptura/separación/divorcio. Después de que la última caja se fuera de la casa que una vez compartimos, comencé el proceso de recuperar ese espacio para mí misma. Encontré un poco de refugio bajo la tienda de un vendedor de plantas en el mercado agrícola de Union Square. Compré cinco plantas y las coloqué cerca de la entrada de mi casa, un umbral que simboliza los límites recién establecidos.

Para Nicole Loher, consultora e investigadora en comunicación climática, la vida después del divorcio empezó con un nuevo tatuaje (y lencería): “Estaba más centrada en recuperar mi autonomía personal e identificar quién soy”, explica. A medida que la millennial se sintió más segura con la difícil tarea de conservar un espacio físico tras el divorcio, se aficionó a un nuevo hobby fuera de su carrera como triatleta. El surf fue tanto una válvula de escape para Nicole como una vía de acceso a un pequeño bungalow de una habitación en la playa de Rockaway: “El espacio que tenía con mi expareja no me reflejaba en absoluto. Así que [el bungalow de la playa] fue la primera vez que conseguí entrar realmente en lo que quería”.

departamento tipo loft con estilo industrial
estantes con pared pintada

Tras deshacerse de todo lo que le recordaba a su anterior matrimonio —consejo que recibió de una amiga de su madre—, Nicole decoró el bungalow con obras de arte de amigos, flores frescas y el tallo de una planta. Ahora, comparte un luminoso loft de Brooklyn con una nueva pareja, que se siente como una fusión sin esfuerzo entre dos sensibilidades de diseño. Todas las pertenencias de Nicole del bungalow, incluida su tabla de surf, caben en su luminosa oficina, incluso el tallo, del que han brotado dos hojas. A pesar del escaso follaje, la planta prospera, bajo la superficie, donde comienza la recuperación del espacio tras el divorcio.

Sharareh Siadat, fundadora de Tood Beauty, empezó a recuperar su espacio tras el divorcio despejando su interior con la ayuda de la terapia de Sistemas Familiares Internos (SFI) y con el objetivo de “recuperar la verdadera plenitud con la que nacemos”. Tras el nacimiento de su tercera hija, quien por cierto es igualita a ella, Sharareh empezó a reclamar, recuperar y reescribir una narrativa de belleza que no tenía en cuenta su uniceja, símbolo de su herencia iraní, que ahora luce con orgullo. “Al final de su matrimonio, Sharareh empezó a construir sobre la superficie: una marca de belleza y una casa de playa en Amagansett, decorada de forma intuitiva y experta.

Ahora que Sharareh ha conseguido espacio en Nueva York gracias a su casa de Amagansett, está recuperando su antigua casa de Chelsea, donde vivió con su ex. La reforma integral está dirigida por su mejor amiga, Estelle Bailey-Babenzien, de Dream Awake. En lugar de deshacerse de todas las cosas que tenía de su anterior matrimonio, Sharareh decidió conservarlas para transformar el significado de esos objetos. Qué mejor manera de reflejar esta transformación que dos grandes retratos familiares que incluyen a su exmarido y que ahora cuelgan en su cocina: uno refleja una imagen de Sharareh anterior a la recuperación de la identidad, llena de tensión; el otro muestra una imagen más relajada y segura de Sharareh, un reflejo “no solo de un viaje de recuperación, sino también [de] vuelta a casa”.

esquina con arte

Janine Bell, fundadora de Thanks Divorce, una marca de bienestar para mujeres divorciadas, no sabía qué hacer a continuación ni por dónde empezar a recuperar su agencia y su espacio tras el divorcio, “pero sabía cómo quería sentirme. Sé cómo se siente un sí en mi cuerpo y solo quiero seguirlo. Esa es mi estrella polar”, dice, elegante y cómodamente sentada en un enorme sofá de dos plazas de terciopelo azul marino con un vestido midi de estampado de leopardo. Para Janine, las cosas tenían que ser ligeras, energética y físicamente: “Organicé toda mi vida como si se hubiera borrado el pizarrón y pudiera escribir lo que quisiera en ella. Eso me dio mucho poder”.

El primer objeto que Janine añadió a su lienzo en blanco fue un sombrero Juju azul marino. Tradicionalmente utilizados por las tribus camerunesas bamileke, los sombreros ceremoniales son una espesa mezcla de plumas de colores, tejidas a mano con rafia y respaldadas con madera de cedro. El sombrero Juju de Janine, símbolo de éxito, prosperidad y buena salud, es uno de los muchos toques de color que acentúan intencionadamente las paredes blancas de su nuevo departamento de Brooklyn. “Sé lo que se siente al estar vacía; solo quiero volcarme en mí misma”, dice. “Solo quiero estar rodeada de cosas que me gusten”.

Verterse en uno mismo parece ser un tema común para la mayoría de los divorciados que emprenden el viaje de la vida después del divorcio. Bernard-Jacobs, fundadora de Tabii Just Strategies, insta a los recién divorciados a vivir solos, si es posible: “Y si tienes hijos y no puedes tener un espacio a solas, reserva un rincón o una habitación que nadie más que tú pueda tocar y conviértela en lo que tú quieras que sea”.

Tras mi matrimonio, estoy acondicionando mis espacios interiores y exteriores para que reflejen lo que más deseo: sanación y placer. Las plantas que compré a un vendedor de Union Square representan la independencia y los cuidados que me faltaron durante el matrimonio. Cuando las riego, me recuerdan que debo estar agradecida por lo que viene después: brotan nuevas raíces y crecen nuevos brotes en la vida y en nuestros espacios cuando los cuidamos, los abrazamos y los recuperamos.

Artículo publicado originalmente en AD US.

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